Podemos ser tan selectivos como deseemos; pero, al final, no somos nosotros quienes decidimos.
En mi caso, siempre que deje que mi conciencia decidiera, que siguiera las bases de mi selección; que dije "Esto sí", "Esto no"; me fue mal, porque solo siguió los objetivos externos, pero los internos no; ya que estos no eran tan fáciles de identificar y mi cerebro es tonto y manipulable.
Pero la sinceridad lo hace todo invisible... y visible también. Sega lo externo para hacer brillar lo interno; y ese brillo interno hace que el externo cambie de color y se vuelva hermoso, tan agradable fuera de las reglas. Tal vez un poco preocupante por minimaleses, nada que no se pueda solucionar con un par de hermosos zapatos nuevos.