Miguel de Cervantes. (1547-1616) - Escritor español.-
Hoy pensaba respecto a la libertad.
Cada noche, cuando llego a casa, Anka me recibe.
Aún cuando voy al baño, ella me acompaña; cuando me baño suele entrar a la bañera conmigo, a los gatos, se supone, no les gusta el agua; pues ella entra a la bañera y se queda parada en un lugar donde el agua solo moja sus patas y le caen escasas gotas en su cuerpo, pero siempre esta a mi lado acompañándome.
Me pregunto si los gatos, o acaso los animales en general, podrán interiorizar nuestros sentimientos, podrán entender, mejor que la raza humana, lo que nuestra mirada expresa; me pregunto si ellos podrán comprender lo solos que nos sentimos en ciertas ocasiones y por eso deciden quedarse a nuestro lado.
Anka no tiene un collar al rededor de su cuello, las ventanas de casa permanecen abiertas todo el tiempo y la puerta también, pero ella no sobrepasa de la puerta. Al principio pensaba que, tal vez, era el temor a lo desconocido lo que le impedía salir de casa, pero, hablando con mi amiga, me enteré que Anka ha salido en muchas ocasiones de casa, permaneciendo tranquila fuera de esta, pero regresando.
Así fue que, mientras la miraba, sentada en la silla junto a la cual ella ocupaba, pensaba sobre toda la libertad que estos animales tenían.
Anka no es mi gata, no es la gata de mi amiga, no es la gata de nadie, ella no le pertenece a nadie; nuestras "mascotas" no son de nuestra propiedad, por mas que hubiésemos dando cantidades inmensas de esos anhelados pedacitos den papel de colores llamados "billetes", o que tengamos un documento el cual alguien firmo y que con solo un poco de agua o fuego puede desaparecer, donde diga que ese animal nos "pertenece", todo eso es mentira; ya que ellos nacieron siendo libre, al igual que nosotros, pero, a nuestra inversa, ellos deciden seguirlo siendo o no.
Nuestras mascotas, sean gatos o perros (exceptúo aquellos que permanecen entre jaulas, ya que están allí por obligación y no por decisión), están permanentemente a nuestro lado, cuidándonos, acompañándonos, protegiéndonos y, de ser necesario, animándonos; ellos podrían salir por la puerta e ir a vivir su libertad, en cuanto lo desearan, pero prefieren, por decisión propia, permaneces a nuestro lado; ellos consideran que su libertad esta junto a nosotros, por eso debemos hacer lo posible por hacerlos felices; no solo en agradecimiento porque ellos nos hacen felices, sino porque sacrificaron una de las cosas mas preciadas y anheladas por los humanos, para estar con nosotros.
Ellos toman decisión de sus acciones, la gran mayoría de ellos (exceptúo, nuevamente, a aquellos que se ven obligados, casi siempre por maltrato, a hacer cosas contra su voluntad), deciden si vivir su libertad junto a las personas, o vivirla corriendo libremente, un tanto salvaje, pero sin atadura ni restricción alguna.
Que aquellos a los que consideramos nuestras "mascotas" permanezcan eternamente a nuestro lado, no es decisión nuestra, sino su decisión propia.
Por el contrario, los seres humanos, al nacer en cualquier sociedad, ya nacemos con ataduras, la principal, el capitalismo. Desde que nacemos ya se encuentra siendo planeado nuestro futuro, enfocando a este en algo que te produzca mucho "dinero" ya que tus padres no quieren que su hijo "sufra esos momentos difíciles de la pobreza", pero ellos no saben que esos "momentos difíciles" son los que te hacen grande. Aún que, aún así, sigues dependiendo de ese conocido papelito de colores que lo primero que te hace pensar es "en que lo voy a usar" y lo ultimo es que "están destruyendo lo poco que queda del pulmón de mi mundo, para que yo pueda tener muchos de estos atractivos billetitos de colores, aunque solo pueda respirar dióxido de carbono". Aún me sorprende (y supongo que lo hará eternamente), el como, algo tan pequeño, frágil y liviano, puede costar tanto. Me sorprende como aquel maloliente y sucio billete verde de un dolar puede ser tan codiciado, mientras que todos se quejan de aquellas hermosas hojas naranjas que caen en mediados de otoño cubriendo el suelo de un hermoso colchón que luce tan suave y delicado como una pequeña nube solitaria en un profundo e interminable cielo azul.
Pero esos son pequeños detalles que nadie logra apreciar, ya que, en la pocas horas que esas comunes vistas se pueden observar, ellos se encuentran tras un escritorio, frente a una resplandeciente pantalla, intentando conseguir muchos mas de esos delgados y malolientes trozos de pulmón (billetes, que viene de los arboles).
Nosotros, los seres humanos, nos vemos atados a esos pequeños pedazos de pulmón, mientras que nuestras "mascotas" se ven atadas a la vida.
Pero hay algunos pocos seres humanos admirables, son quienes lograron desprenderse de esa cadena invisible de su cuello, y decidieron disfrutas de la libertad que se les otorgó en este pequeño paseo llamado "Vida". Son aquellos aventureros que no le temen a la pobreza, o a la riqueza; porque son mas ricos que aquellos que poseen un pulmón entero, con una lista interminables de ceros, en sus cuentas bancarias. Estos son los reales "millonarios", porque ellos conocen la vida, el mundo; ellos se conocen a si mismo. Saben que, para vivir, no se necesita "dinero" sino ganas. Esos viajeros, esos nomades en peligro de extinción, son quienes, al igual que nuestras "mascotas", tomaron su propia decisión sobre su vida, sobre su libertad.
Todo esto me lo dijo mi hermosa Anka, quien ahora decidió quedarse a mi lado, siendo mi única y mas que suficiente compañía, a través de esos enormes y profundos ojos negros, con una corta mirada y una caricia de esa pequeña y triangular naricita.
"No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies."
Roberto Louis Stevenson. (1850-1894) -Escritos británico.-
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